Volvamos a la segunda guerra mundial
donde te pongo a salvo en el tren
de mi pasión, que te protegerá
de la desolación que produce la
nazi-perfección del mundo endemol.
Volvamos al pretérito imperfecto
del poema maldito que nos enseña
a inmortalizar el clásico neuronal.
Dale volvamos paso a paso
cantaba ciro y en el rio flota
el exilio de mi idilio.
Por : Yael Crivisqui.