Prologo:
Es una crónica distinta, de una
misma historia. Con un toque de imaginación personal.
Era una noche fría y gris de Julio
del año 1944, el cavaret estaba bastante vacio comparándolo con noches anteriores,
pero bueno era cuestión de esperar hasta mas entrada la madrugada siempre cae algún
que otro hombrecillo sediento de algún varieté femenino.
Camila una de mis mejores amigas
que hice trabajando en este lugar hace 8 años, me pega un grito avisándome que
me vaya preparando que en 40 min se larga mi show. Soy actriz, con esta vocación
arraigada desde muy pequeña pero teniendo en cuenta que en estas épocas mi profesión
porque así la considero está muy mal vista para esta sociedad machista no me
queda otra que mostrar mi histrionismo aqui que no es lo más óptimo pero al menos tengo algún público.
Mis actuaciones siempre son distintas, muy variadas, armo historias
diferentes pero siempre en torno a la misma tematica “la lucha por la liberación
femenina y la igualdad de género.” Debo decir aunque suene gracioso que lo que
mas anhelo de esto es que el poco público que tengo entienda algún día a lo que
me refiero y aplauda por comprender y no por mi ser.
El dueño del cabaré me suele decir: “debes agradecer lo que tenes, la
gente de tu calaña suele merecer mucho menos” , es un hombre de la alta
alcurnia de las Fuerzas Armadas , que pisaba muy esporádicamente el lugar según
el ( y paradójicamente ) por una cuestión de principios por eso dejaba a cargo
una vieja dama de compañía , que por cierto, solo le interesaba la recaudación del
lugar y era sumamente ignorante asique nunca entendía de que es lo que hablaba
en mi shows pero los defendía por todos los aplausos que me llevaba de los
clientes y por mantenerlos conforme , en qué? No sé si solo eran un par de borrachos,
alzados que nunca entendían pero los seducía mi léxico.
Mientras me preparo en mi especie de camarín que en realidad es una
pieza dividida en 2 con unas cortinas
rojas abrillantadas que dividían mi espacio de el de Camila que por suerte nos llevábamos
muy bien así es que no había problemas, para salir a escena utilizo un vestuario que me suele cocer una tía,
que tiene un taller textil muy humilde en Junín, donde se gana sus mangos. Trato de que estén un tanto exagerados para
que llamen la atención una mera cuestión de táctica para capturar más aun la atención
del espectador, vio?
Ya se cumplía la hora asique Salí a escena cantando y hacer mi obra,
por lo q podía visualizar no había mucha clientela la noche era muy fría y
afuera llovía a más no poder. Solo un par de borrachos y dos hombres tomando whisky
o coñac no sé bien mirándome muy atentamente, sentía en sus miradas una
importancia que por unos segundos me dejaba perpleja.
Finalizado el espectáculo, Camila ingresa a mí parte del camarín
alterada o desesperada quizá algo de las 2 cosas diciendome que había un hombre
muy apuesto que quería intercambiar unas palabras conmigo, pero la realidad es
que estoy cansada y sin ganas de soportar borrachos, aunque ella me continuaba
insistiendo que este hombre estaba muy sobrio. Inmediatamente se me vino a la
cabeza la imagen de esos dos hombre que no tenían en efecto apariencia de
bufones y me intente auntocnvencer con cierta ilusión que quizá eran
productores que por primera vez se interesaban en mí. Así es que me cambie y me
acerque a la cantina donde estaba sentado ese hombre tan apuesto y de mirada inquisitiva,
con un abano en una mano y con la otra soltando el vaso de whisky afectivamente
me hizo un ademan de que tomara asiento a su lado. Hablamos durante horas y
horas, me dijo que le había gustado mucho mi puesta en escena pero que le había
fascinado mucho mas mi discurso de justicia social, me pregunto también que hacía
en un lugar así y ahí nomas me arrebate diciéndole que no tenia opción alguna
la sociedad es bastante injusta con las mujeres y los pobres, y encima me tildan
de loca con mis ideas. Es duro vera, le replique.
Con un gesto de tristeza en mi rostro le asegure que después de a ver
vivido las mil y una tengo una sed de pelear por un futuro más digno no solo
para mí sino para el resto de mis compatriotas. Me escuchaba muy atento casi
sin pestañar me atrevo a confesar, pero intuí que quizá me estaba yendo por las
ramas sique atine a preguntarle que pensaba al respecto, me respondió con
suspiro por medio que entendía de lo que hablaba y que estaba trabajando en
ello. Se levanto de repente y me dijo que se iba ya que se había hecho muy
tarde. Me quede mirándolo sorprendidísima y desde la puerta de salida me grito…:
“Eva, ya tendrás noticias mías “. Desapareció tan rápido cuan humo de
cigarro.
Ya paso una semana y media de aquel episodio y lo recuerdo – maldita sea-
todos los días con cierta extrañeza y no sé por qué. Hasta que golpean la puerta de mi camarín con
insistencia antes de comenzar como todas las noches mi presentación , yo
pensando que era alguna de las chicas le grito: “pase pase”, pero no para mi sorpresa no grata
obviamente era el dueño del cabaret , que ingreso con el seño fruncido con cara
de perro gruñón y me dijo : “ cámbiate ya mismo, la presentación tuya se
suspende subirá Camila por vos ya hable con ella y cuando estés lista Salí que
hay alguien muy importante allí afuera aguardando por verte , no lo hagas
esperar queres ¡ “ y cerro un portazo tras de él. Yo a todo esto
ni mu, no entendía nada. Solo atine a
hacer lo que me dijo pues me invadía la curiosidad.
Cuando Salí y lo vi allí parado frente a mi camarín con una sonrisa
hermosa en su rosto, si si era el. Ho que felicidad que me agarro de repente
nuestras miradas eran muy sinceras, me tendió la mano y me dijo: “ me acompañas
a tomar las riendas de este bendito país? “ Lo mire abrumada pues está más que
claro que no entendía a que se refería hasta el momento nunca me dijo a que se
dedicaba y quien era realmente , asique le conteste : “ Juan discúlpeme quizá la
ignorancia pero es que no comprendo su pregunta “. Solo me hizo un gesto de que
nos fuéramos, pues era todo una incógnita pero me atraía asique lo acompañe.
Fuimos a una fabrica automotriz que hacía unos días venia con algunos
problemas sindicales y el les iba a dar una mano, la idea era ayudarlos a
organizarse. Entrando a la asamblea me dijo:
“Eva aquí hay cientos de mujeres trabajadoras que necesitan de tu ayuda, confió
en vos “. Allí me di cuenta que estaba
al frente de la Secretaría de Estado.
Desde ese momento jure no separarme
más de él y ser su fiel compañera. Tanto es así que me avoque junto a él a toda
la carrera política que emprendimos ambos para la presidencia de la nación. Juro darme mi lugar para luchar por las
mujeres y por todos los mal llamados “cabecitas negras”. Y yo
le jure mi amor eterno.
Por : Yael Crivisqui.