El sueño me atrapa cuando de
cansancio,
se trata, tanta es la profundidad que me
sucumbe en la periferia de la
superpoblada
inconsciencia habitada por fragmentos de
conciencia
que solo a veces salen a la luz
para no torturarme
en el intento de recordar.
De repente una tormenta se desato,
cuando ese trueno
movilizo hasta la última conexión
de la cabeza con los pies.
Jamás sentí una trompada tan
letal a mis sentidos, jamás
sentí tanto miedo al despertar.
Pero
entonces él me abrazo.