martes, 18 de diciembre de 2012

Un viejo poeta.



Un viejo poeta me enseño, que el idioma
de ese barrio es milenario y que allí la
burocracia siempre se ha combatido
con constancia. Me enseño que el barro
es trabajo y el que no se sumerge no es
digno de la lucha épica por aguantar los trapos.
Me enseño que allí nunca suenan las campanas
de la iglesia , allí se escucha el sonar del platillo
de un bombo abriendo la matanza liberando penas
nuestras y ajenas o el sonido de una chancha que
da paso a la comparsa que trae alegría para toda
la manada. Este viejo poeta me enseño que las bases
son el cimiento del país y que quien las pisa será juzgado
por la historia , paciencia sobra y del espanto por aquí se
está curado. Me enseño también que en el léxico popular
la poesía abunda y los pibes recitan por cada sol naciente
y ladrillo echo casa.
El viejo poeta me enseño que las miserias no se lloran eso
es puro mito, acá el abismo se conoce desde la cuna y a golpes
duros contra la pared se aprende.              
Me dirán que soy terco dijo el viejo, pero acá nada es lo que
parece; si no se escribe, no se lee.