miércoles, 20 de junio de 2012

Crecer a piecito.


Manu era el pequeño raro de la familia, criado por sus abuelos desde bebe a causa de tener padres trotamundos, artesanos perdidos por algún lugar.  Su mundo se transformo en el patio trasero de su casa. Se lo podía encontrar constantemente allí, y con el pasar del tiempo con más frecuencia.
En el patio había una gran tapia que dividía la casa del vecino con una enredadera muy hermosa cuidada con mucho esmero por él. Con su único y gran amigo Simón espiaban al otro lado, manu con un cuaderno siempre en su mano y una birome en el bolsillo, que después de acomodarse bien ante el piecito que le hacia Simón, comenzaba a escribir por unos minutos.
Los abuelos de Manu estaban ya acostumbrados a este acontecimiento cotidiano, aunque les parecía extraño ya que se había transformado en un juego (para ellos de niños) bastante largo, solían preguntarle qué es lo que tanta curiosidad le despertaba la casa del vecino y que tanto escribía, pero él se limitaba a responderles que eran cosas suyas.  Los abuelos ya eran grandes y no tenían la paciencia de quizás 20 años atrás por ende ya no peleaban ni se enfadaban. Después de todo no era nada grave y los vecino nunca se habían quejado, aparentemente era un capricho.
En la casa de al lado vivía una niña ciega, hija única al parecer nunca se había visto allí algún otro niño. Ella tenía desarrolladas todas las capacidades que  manu sin tener ninguna deficiencia carecía.  Cantar, pintar y sonreír.
Nabila se llamaba, sus padre eran obsesivos de su cuidado por ende nunca la dejaban salir o relacionarse con otros niños por eso estaba siempre en el patio sola (o sus padre merodeando) cantando con un pizarrón gigante y una mensa a su lado llena de pinturas que las utilizaba según su intuición y su imaginación muy bien desarrollada. Sonreía cada vez que se manchaba sin querer.
Nabila tenía una muy bella voz que enloquecía a Manu y a Simón. Y por lo que veían cada vez pintaba mejor.
Con el pasar del tiempo el cuaderno de Manu se iba completando.
Una tarde cuando ambos volvieron del colegio y se dirigieron al patio a espiar a Nabila, se toparon con su ausencia. Pensaron que quizá se estaba bañando o estaba comiendo, esperaron unas horas a simón ya se le estaban casando las manos y de Nabila ni rastros.
A manu el día anterior se le habían acabado las hojas del cuaderno y se había decidido a hablarle y contarle de sus escrituras. Lo que estaba sucediendo era muy raro asique ingresaron a la casa y pregunto a los abuelos si sabían algo de los vecinos, pero nada.
Asique Manu le propuesto a Simón ir a la casa de Nabila a preguntar dónde estaba aunque sabían que se arriesgaban a que los padres los sacaran cagando pero necesitaban sacarse la duda. Hacia allá fueron pero se toparon con un cartel de venta y la casa vacía de un día para el otro.
Manu sintió que se le caía el mundo, y Simón sabía que se acababan los años de piecitos.
Con el paso del tiempo Manu fue asimilando esa falta, sin haber sabido nunca más nada de Nabila .En su último año de carrera, profesorado en braille, con ayuda de Simón edito ese famoso cuaderno tan intrigante para mucha gente. Se llamo “crecer a piecitos “en el hablaba de la experiencia de crecer gracias al aprendizaje que te puede dejar una vida tan distinta a la tuya y como eso influye en tu formación como ser humano y profesional.


Por : Yael Crivisqui