Cuando la limosna es
grande hasta el Santo desconfía
dice el refrán, e inmediatamente se me viene a la cabeza
claramente no se trata de desconfiar es que la limosna
desde el vamos
no es buena, de hecho
es egoísta, selectiva y denigrante.
A parte quien da una
limosna a una persona “pobre”, piensa en darla
como pobre, el que la
da piensa en cómo hacer asistencialismo sin
cubrir realmente la necesidad que esta manifestado dicha
persona
pobre.
Dale, la pena se la dejemos a la persona sin sueños,
sin alma, que tiene un pensamiento
tan pobre que merece
una buena limosna, en ese caso como podríamos
desconfiar? Mejor
pensemos en derechos que como ciudadanos y seres
humanos todos nos
merecemos y que cada vez vayan en aumento.