miércoles, 22 de agosto de 2012

7:25


Me veo ingresando cuan déjà vu de los últimos 4 años,

a la cúspide de la poesía alimentaria. Su aroma es el perfume

que Paris aun no ha podido inventar; quienes atienden allí

son 2 heroínas del madrugar, recitando siempre el mismo verso

: “ cuatro no?”  Como si fuesen matemáticas visionarias.  

Es un lugar de espacio reducido en el cual entran un montón 

de caras  con gesticulaciones raras, pero al salir son todas

iguales, la satisfacción de un buen desayuno!

Pero la cuestion de esta secuencia es que el sabor

de su mejor prosa solo se puede degustar en mi ciudad.