domingo, 23 de diciembre de 2012

Memoria de un odio social.

Cálmese señora .
Policías en moto le pedían
números de teléfonos a los pibes
para dar aviso donde ir a saquear.
Y me pedís que me calme nena?
Que les siga dando de comer el Estado.
No señora no se confunda, que cuando de
bandas armadas al amparo de la policía se
trata no hay "plan social" o asignación
que los pueda parar o llegar a motivar.
Estos pibes están confundidos,
ellos confunden al albañil del barrio,
al del delivery , al maestro , al vecino
que sale a laburar en bici, al dueño del mini mercado,
al changarin con sus enemigos.
Ellos son los que desean "pertenecer", el sueño del pibe.
Son hijos de una generación colonizada con las mismas
aspiraciones de un menemismo cultural de las Nike de 800 pesos
y la original del Club compradas en el shopping.
Están educados a merced de la plata fácil , de la concepción
del que labura y estudia es un gil, el odio hacia el chino que labura
todo el día y gana poca guita.
Es un odio social que no me asusta por que genere inseguridad,
me asusta por que es un odio arraigado totalmente desviado
que siempre es peligroso para una sociedad democrática.
Y permítame decirle señora que esto es un problema viejo,
lo novedoso seria saber quien se ha aprovechado tan ruinmente de esta
confusión y los aglutino.
Como sea nena , me vas a negar que tienen hambre
que están desesperados?
No señora jamás negaría que hay pobreza , y es uno
de los motivos por lo cual mi poesía sangra todos los días
pero tampoco tengo la solución.
Lo que sí puedo asegurarle
que generando más odio y predicando una filosofía
vacía adquirida en frente de la pantalla del televisor no
va a cambiar absolutamente nada.