martes, 11 de diciembre de 2012

Yo, el chino.

                                                

Era una mañana de Diciembre,
si me acuerdo bien ya hacía mucho calor
era muy temprano y yo estaba haciendo
unas changitas. Un poco de jardinería,
otro poco de limpieza y otro poco de
recordar bien la división por dos cifras
pa que a la noche en el colegio la
maestra no me dé un sermón por
no dedicarle tiempo a la educación.
Cuestión que iba caminando secándome
el sudor de la frente tirando un poco
más pa  arriba la visera de mi gorra,
tenía puesta la remera del celeste
un poco mugrienta ya de tanta tierra
pero hermosa , si me la había ganado
en el bingo que hicimos en el barrio,
en lo de doña Elvira pa juntar unos mangos
así arreglábamos unos baches, de la entrada
principal , nos habíamos cansado ya que digan
que porque somos “villeros” nos gusta vivir
en malas condiciones. Mis zapas me las regalo
el tío Carlos  , siempre se lo repito al comisario del barrio
que cada dos por tres me detiene, no es que le
quiera faltar al respeto don, pero cuantas veces le
tengo q contar lo mismo?, le dije ayer . Y su
respuesta fue, las veces que tenga ganas de oírlo.
Bueno en fin,  en el tramo a la parada del bondi
a dos cuadras del parque las naciones me para
una patrulla, hu digo yo pa mis adentros nuevamente
voy a tener q contarles la historia de mis zapas que por
cierto ya debería hacerse famosa jaja me reía por dentro
para no mostrar indignación así no les doy motivos pa
alzarme que tengo q llegar temprano a casa así le doy
las monedas a la Cami pa los pañales de mi gordita.
Se bajaron dos policías  y me preguntaron porque
estaba merodeando la zona, yo les respondí con todo
respeto y tomando aire , que no estaba merodeando
venia de estar laburando al igual que ellos . Se me rieron
en la cara , pero no era la misma sonrisa que me hacia mi
gordita cuando llegaba a casa, o la que me hizo mi vieja
el día que le dije que iba a terminar al fin el cole , no no
era una sonrisa igual a la que me hizo doña Susana
cuando le pedí trabajar más horas y me contesto para qué?
si el vino que vos tomas sale menos de lo que te pago.
No me pidieron documento, no me dieron una razón solo
me dijeron: pibe tu rostro es nuestra salvación.
Todavía no sé donde estoy pero cuento esto una y otra vez
pa no olvidar jamás quien soy y que paso.